La memoria infiel de Carmen Amoraga me ha demostrado que nos podemos reconciliar con nuestro pasado y con esas personas que nos han dañado. Comprendiendo y evolucionando para crecer emocionalmente de un modo sano entrando sin miedo en uno mismo.
Me gusta muchísimo leer a Carmen Amoraga por todo lo que remueve en mi interior, por su capacidad de lograr que al leer sus historias y conocer a sus personajes yo me vea, me observe y reflexione sobre mi. Y por saborear su estilo narrativo tan particular. Es muy conocedora de la vida y muy buena trasmisora de emociones.
Carmen Amoraga, finalista del Premio Planeta y ganadora del Premio Nadal, nos ofrece una novela que con temas como: la maternidad y la «mala madre», la precariedad laboral y la doble moral de la sociedad, la construcción de los recuerdos, la culpa, los prejuicios, la salud mental y, sobre todo, el amor.
Un día, Salomé recibe una llamada de la funeraria de su pueblo natal informándole de que su madre, con la que llevaba veinte años sin mantener relación, ha muerto. En ese momento sabe que le toca enfrentarse al hecho de que quizá nunca fue buena hija, del mismo modo que su madre no fue una buena madre.
A su pesar, pero irremediablemente, Salomé se reencuentra con los fantasmas de su pasado, las amigas, los primeros novios, el rastro de sus errores… y también con algunas sorpresas. Y, definitivamente, aprende que para formar una autentica imagen de nosotros mismos necesitamos tener, también, la mirada del otro.
Mi opinión personal (sin destripes)
Basamos nuestra vida en cosas que nos han ocurrido en nuestro pasado, vamos recordando estas situaciones, hechos y emociones una y otra vez para reforzarnos y no sentirnos mal con las decisiones tomadas; para justificarnos con nuestra vida actual. Pero esta memoria a veces es infiel y no siempre lo que recordamos se parece a los hechos ocurridos. Pensad en esto detenidamente y seguro que os identificáis, como yo, con este planteamiento que nos presenta Carmen Amoraga en La memoria infiel. Para mi este es el gran tema de la historia.
El otro gran tema de este libro es la familia, pero no la familia como refugio. La familia colchón que la llamo yo. No, una familia que no nos hace sentir queridos, esa familia que nos deja descolocados y abandonados, esa familia que no nos protege. Esa familia que nos daña por dentro, que no nos ama ni respeta.
Y esta historia de Ana y de Salome, de madre e hija, me hace reflexionar sobre lo difícil que es ser madre y ser hija.
Qué difícil es conseguir una visión completa de la realidad, vemos con nuestros ojos y sentimos con nuestro corazón pero no con los ojos de otros ni con el corazón de otros. Por eso hay que que dejar entrar en nuestras vidas otras miradas y otros sentimientos para ampliar visiones y percepciones.
Las madres son madres y son mujeres, las madres hacen lo que pueden según se encuentren, según sus situaciones personales, económicas, profesionales... e incluso como sea su salud física y mental.
Y llego a la conclusión que siempre existe un desconocimiento importante sobre nuestros padres, sobre sus heridas y sobre sus cicatrices. Debemos abandonar los rencores y así arreglaremos nuestras vidas.
Me ha gustado mucho la línea tan coherente de recuerdos e historias que se dan en la novela para comprender a Salome y a Ana. Me creo la historia, la siento y empatizo con estos personajes agradeciendo a Carmen Amoraga que entré con su creación en mi y me haga ver que la vida es así pero se puede mejorar. Nos podemos perdonar, nos lo debemos.
Leed La memoria infiel de Carmen Amoraga y seguro que aprenderéis a relacionaros con vuestros recuerdos reconstruyéndolos con respeto y cariño dejando entrar en ellos otras miradas.
Y como bien nos dice Carmen Amoraga comprobaréis que la vida es un equilibrio de luces y de sombras.
«A mi madre tampoco le gustaba leer. Hay muy pocos libros en su casa. Seguramente no tuvo a nadie que le dijera lo que es una novela, no lo de la gente pequeña que hace cosas pequeñas que lo cambian todo. Pero había descubierto que le gustaba la gente, ella misma podía gustarse. Había aprendido que merecía amar, saber lo que era el amor. Igual que yo.
Tal vez sea hora de no tener miedo. De mantener los ojos abiertos, la mirada al frente. De ver ese cielo nuevo y esa tierra nueva. De dejar que las cosas primeras no vengan a la memoria, antes de que todo acabe».
Carmen Amoraga (Picanya, Valencia, 1969) es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado para radio y televisión. Ha sido columnista en diversos medios como Levante-EMV, Cadena Ser, Cartelera Turia, Mujer hoy o Harper's Bazaar España. Ha sido asesora en relaciones con los medios de comunicación de la Universitat de València y ha sido Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana durante dos legislaturas (2015/2023).
Es autora de Para que nada se pierda (1997, II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla), La larga noche (2003, Premio de la Crítica Valenciana), Algo tan parecido al amor (finalista del Premio Nadal 2007), El tiempo mientras tanto (finalista del Premio Planeta 2010), El rayo dormido (Destino, 2012) y La vida era eso (Premio Nadal 2014), entre otros. En 2023 publicó en Espasa El corazón imprudente.
He leído varios libros de Carmen Amoraga y tengo otros varios en mi lista de pendientes y alguno en la estantería, pero no sé si precisamente éste es de los que más me apetecen ahora. Las relaciones madre/hija me encantan, pero creo que este no es el momento adecuado para que yo me meta en ese jardín.
ResponderEliminarUn beso.