Estamos a punto de recibir a noviembre y con este mes también recibimos al grandioso Black Friday.
Estoy segura que muchos de vosotros relacionáis esos días de compras con saturaciones de publicidad, con largas colas, con carritos repletos y con precios no muy creíbles.
Voy a recordar la definición de este termino y luego os cuento como yo vivo el black friday.
Definido el término os cuento que yo lo vivo como una metáfora del deseo. Sí, para mi es ese impulso irresistible que me empuja a buscar algo nuevo, algo que debo renovar, algo que tengo que regalar (o algo que quiero regalarme). Para mi es ese pequeño lujo que ilumina mi final del año.
El objeto de este artículo es presentar la web de REAL PLAZA, para que este deseo tenga un escaparate perfecto y un universo de descuentos que nos invitará a soñar despiertos con cada entrada.
Tened en cuenta que al seleccionar algo que comprar, podemos descubrir historias detrás de cada uno de los productos encontrados. Una cafetera puede ser el inicio de despertar un nuevo proyecto y un nuevo objetivo en nuestras vidas; un libro puede ser la chispa que encienda una creación literaria; unos auriculares serán con toda seguridad la banda sonora que nos acompañara mientras escribimos, leemos o pensamos. Cada producto es una bonita excusa para imaginar la historia que puede existir detrás de cada oferta, para vivir mejor y para sentirnos de un modo diferente.
Comprobaréis que en REAL PLAZA el Black Friday tiene precios de locura en electrónica y en moda de zapatillas deportivas, descuentos increíbles para que la experiencia de compra sea totalmente satisfactoria. Pero yo siento que este escaparate va más allá; creo que intentan que el placer del detalle, del diseño, de la tecnología y de la posibilidad de hacer un regalo con sentido formen parte de un todo.
Yo como buena amante de los libros, del teatro, del cine, de la música... de todo arte creativo, confieso que ya he visitado sus propuestas como si realizará un paseo literario: al ver los electrodomésticos vi el bienestar personal como quien recorre los capítulos de una novela con sus dedos antes de iniciar la lectura. Qué placer. Intuyendo que en cada página encontraré una sorpresa. Por eso en cada oferta de REAL PLAZA existe una posibilidad de nueva vida que podremos disfrutar. Y no exagero, a mi me pasa esto que cuando encuentro un producto deseado y consigo comprarlo; siento que hay algo poético en encontrar justo eso que quería o necesitaba a buen precio, y que encaja conmigo a la perfección.
El Black Friday de REAL PLAZA también nos invita a planificar nuestras compras con inteligencia. No me gusta lanzarme como loca a comprar por comprar, me gusta aprovechar estos descuentos para mejorar la vida cotidiana de todos gastando lo que realmente puedo y debo gastar. Tecnología que facilita la vida laboral y profesional, moda que respira y que identifica, artículos para el hogar que logran que mi casa sea acogedora y sin olvidar mi rincón de lectura donde tantas veces me refugio… Todo eso está ahí, esperándome a mi y a vosotros, a un clic de distancia.
Sabéis que en Carmen en su tinta el estilo siempre cuenta, en las letras y en las creaciones me fijo mucho, pero este evento es un recordatorio de que la estética y la funcionalidad pueden ir de la mano. Un escritorio nuevo logrará que trabaje con más comodidad. Una lámpara cambiará la luz de una tarde de escritura y lectura... Y os confieso algo íntimo: yo me perfumó para despertar mi creatividad a la hora de escribir una historia de amor, busco una flor marchitada e incluso pisada para escribir historias oscuras. Objetos así son necesarios para crear nuevas tramas y artículos. Y no quedan ahí, con el paso del tiempo llegan más y más...
Con este artículo pretendo que conozcáis mi visión del Black Friday y que conozcáis a Real Plaza. Visitad su tienda y pasead pensando en todo lo que encierra la magia de lo cotidiano y del final de nuestro año. Hay tiempo para realizar esta visita sin prisas, con la misma curiosidad con la que abrimos un libro nuevo o escuchamos una canción desconocida. Estoy segura que entre tantas ofertas todos encontraremos algo más que un descuento: encontraremos esa pequeña ilusión para terminar el año con estilo, con gratitud y con el toque de brillo que nos merecemos.
Lo que celebramos cada noviembre es la posibilidad de reinventarnos. Y si para lograrlo necesitamos una taza nueva, un perfume distinto o una ayuda de tecnología que nos haga la vida más fácil, entonces sí, el Black Friday también puede ser una forma de arte.
Es indudable que el placer de regalar (y regalarse) también es un arte.
Carmen
Mi blog está afiliado a Amazon y con vuestras compras en los enlaces que os dejo y en los banners de mi blog me ayudáis a seguir trabajando en Carmen en su tinta.
MIL GRACIAS.
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