Sorpresa, misterio y temor. Mucho temor y gran extrañeza son las emociones que sentí al leer Lapvona de Ottessa Moshfegh.
Extrañeza ante la historia leída, quizá reflejo de la época turbulenta que hemos vivido y estamos viviendo. Y quien sabe si la que viviremos aumentará mi extrañeza y la de todos como la novela que hoy reseño.
Argumento
En la aldea medieval de Lapvona, el pequeño Marek vive en la más absoluta pobreza con su padre Jude, viudo, devoto y agresivo. Cojo, con la cara deforme y una concepción distorsionada de la realidad, Marek solo halla consuelo en su temor de Dios y en sus visitas a Ina, una anciana con saberes ocultos que vive alejada del mundo. Cuando una muerte violenta lo sitúa en el epicentro de la vida palaciega, Marek pasa a convertirse en un auténtico aristócrata dentro de la corte del corrupto y ensimismado señor feudal que gobierna Lapvona. Sin embargo, su nuevo estatus se verá amenazado por la llegada de una misteriosa mujer embarazada, de rasgos sospechosamente similares a los suyos.
Mi opinión personal (sin destripes)
Me gusta que la literatura me remueva y no me dejen adormecida las historias que leo y eso me ha ocurrido con esta novela. Lapvona resalta ese adormecimiento individual en el que todos, ante incomodidades y obstáculos, nos refugiamos para no conectar ni con nosotros mismos ni con las realidades de nuestro mundo.
¿Tiene sentido lo que esta pasando en nuestras vidas, y lo que puede pasar? La vida, la muerte, los hombres y su inconsciencia sobre lo que vivimos y sufrimos.
En este mundo grotesco y caricaturesco de Lapvona la autora nos presenta un mundo exterior que siempre ha sido y un mundo interior de impulsos y de deseos que sea la época que sea también siempre ha existido.
El juego del instinto, del hambre, del impulso... gana a la honradez propia y ajena.
«Marek era un niño pequeño y había crecido contrahecho, con la columna torcida por la mitad, de forma que el lado derecho de la caja torácica le sobresalía del tronco, lo que hacía que la única manera de que pudiera poner el brazo en una postura cómoda era posándoselo, medio doblado, sobre la barriga. El brazo izquierdo le colgaba suelto de la articulación. Tenía las piernas arqueadas. La cabeza también era deforme, aunque llevaba ocultos debajo de un gorro de lana andrajoso el cráneo y el pelo de color rojo vivo, que no se había peinado o cortado nunca, ni una sola vez. Su padre —que tenía una cabellera castaña, larga, sin cortar— le reprendía diciendo que la vanidad era un pecado capital. No había espejos en su humilde casa de la pradera, y tampoco es que tuviesen ganancias como para poder permitirse uno. Jude era el soltero de más edad en Lapvona. Otros hombres tomaban como esposas a sus primas jóvenes si les hacía falta una —las mujeres solían morir en el parto— o intercambiaban unas cuantas ovejas o cerdos en una aldea del norte por una chica alta para casarse con ella».
Nos muestra detalles realistas abordados con descripciones íntimas de experiencias sensitivas y funciones corporales para separar al animal hombre con su marca espiritual. Eyaculaciones, olfateo de culos, abortos, violaciones, incestos...
Todo lo que os he contado hasta aquí es lo que más me ha gustado y sorprendido de la novela y de la escritura de Ottessa Moshfegh, pero yo no he terminado de creerme este mundo tan insustancial y superficial. Creo que el motivo ha sido por ciertos personajes y sus actuaciones ya que no llegaban para mi a ser de verdad, creíbles. También me hubiera gustado más insinuar y más ironía para impactar y dejar al lector más contento al no presenciar tanta escena escatológica.
Y también me agobié con la abundancia de personajes, no me despisté pero si me cansé de algunos como he dicho antes por no sentirlos de verdad. Todos tratan de buscar su salvación de un modo muy distinto, obedeciendo o a través de la acción; y también los hay que esperan un milagro. No tan lejano de nuestra realidad actual, ¿verdad?
Lapvona es una novela de fantasía en una época medieval. Y muy, muy distópica. Espero que los amantes de este género la lean y me comenten. Yo no leo mucho estos géneros ya que me cuesta creerlos aunque lo estoy intentando y busco en todas estas lecturas la reflexión que creo que todo autor quiere provocar con su historia. Espero y deseo que mis reflexiones sean acertadas con la intención de Ottessa Moshfegh al escribir este libro.
Ottessa Moshfegh (Boston, 1981) es una escritora estadounidense de madre croata y padre iraní. Con su primera novela, McGlue (2014), obtuvo el Fence Modern Prize in Prose y el Believer Book Award, y gracias a Mi nombre era Eileen (Alfaguara, 2017), de próxima adaptación al cine con Anne Hathaway como protagonista, recibió el Premio PEN/ Hemingway al mejor debut literario en 2016 y estuvo nominada al Man Booker Prize. Alfaguara también ha publicado las novelas Mi año de descanso y relajación (2019), una obra corrosiva y aclamada de modo unánime por el público y la crítica, y La muerte en sus manos (2021), que la propia Moshfegh tuvo oculta durante años, además de la colección de relatos Nostalgia de otro mundo (2022), por la que ha sido finalista del Story Prize 2018 y que recoge algunos de sus mejores cuentos, publicados en medios tan prestigiosos como The Paris Review, Granta o The New Yorker y gracias a los cuales ha obtenido galardones como el Pushcart Prize, el O. Henry Award o el Plimpton Discovery Prize. Lapvona (2023) es su última novela.
Hola, Carmen. Gracias por tus impresiones, me interesa este libro y no he leído reseñas sobre él. Un saludo.
ResponderEliminarMe ha sorprendido lo que comentas al final de que es una novela de fantasía. ¿Por qué?
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