El descontento, de Beatriz Serrano es un libro que muestra una historia personal para mostrar como la tristeza de una persona es un gran espejo generacional.
FICHA TÉCNICA.
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El descontento es la historia de Marisa, una mujer en la treintena que vive anestesiada mediante orfidales y vídeos de Youtube para soportar las rutinas y pesares de su día a día en una agencia de publicidad. Tan solo acude presencialmente a la oficina para ahorrar dinero en aire acondicionado durante el sofocante agosto madrileño. Marisa odia el trabajo. Sin embargo, no puede dejarlo: le gustan demasiado las cosas bonitas.
La semana previa a un team building organizado por su empresa, la ansiedad de Marisa se dispara; compartir un fin de semana entero con sus compañeros le resulta insoportable y el recuerdo enterrado de una tragedia ocurrida tiempo atrás vuelve para atormentarla. A medida que pasan los días, su máscara social, tan cuidada y pulida a lo largo de los años, se irá resquebrajando hasta hacerlo volar todo por los aires.
Esta novela es un dardo afilado que atraviesa al lector con cada palabra. Una radiografía magistral sobre las crisis vividas por cualquier persona que trabaja; sobre la soledad, la necesidad de vínculos y conexiones para encontrar la chispa y no tirarse delante de un autobús un lunes por la mañana.
Mi opinión personal (sin destripes)
Para mi esta historia es muy aguda y acertada, y muy emotiva. Creo que todos nos hemos sentido, nos sentimos y nos sentiremos en algún momento de nuestra vida bajo las oscuridades del desencanto profesional y personal; la depresión nos destroza y vivimos la presión de las narrativas felices impuestas por la sociedad contemporánea. Pero estas narrativas felices son tan irreales y tan tristes que dan asco. El descontento es una llamada a la autenticidad, una historia sincera y real —y por momentos cruelmente divertida— sobre lo que significa no encajar, no encontrar la motivación necesaria para trabajar, y para superar la soledad.
Sentí que Beatriz Serrano escribe desde el centro del gran pozo negro que es la mayoría de veces la salud mental, pero con un tono que esquiva el victimismo y el melodrama. No nos muestra en ningún momento una historia para sentir pena o compasión, y eso es lo que más me ha sorprendido y gustado. No pretende ni aconsejar ni indicar que es posible salir del pozo negro. Me hizo ver que este descontento y esta soledad se da en toda una generación, al mostrar esta historia particular como un espejo en el que muchos nos podremos ver. Cada vez esta soledad y descontento es más y más grande.
Me ha encantado su tono íntimo sin caer en lo cursi, reflexivo pero no pedante, vulnerable sin hacer espectáculo. La escritora consigue un equilibrio difícil pero necesario: entre el humor y la tristeza, entre la confesión y la crítica social. Su estilo es fresco y dinámico, con frases que subraye con agrado.
«En la vida real existe el aburrimiento, el desasosiego, situaciones que no sirven para nada porque no conducen a nada, que no hacen crecer al personaje ni avanzar de forma alguna en la trama».
«¿Por qué tengo que mejorar yo, cuando lo que está roto es el mundo?»
La presión de la felicidad como mandato social encuentra en esta historia una respuesta necesaria y clara: estar triste también es legítimo. Este malestar personal e individual no surge de la nada se construye colectivamente; destacando que se da más entre mujeres educadas para agradar, ser exitosas y estar siempre bien.
En tiempos donde en redes y medios todo es bienestar y belleza a costa de cualquier precio y de cualquier sacrificio personal. Al leer El descontento aprendí algo muy valioso para mi y creo que también para todos: la necesidad de un espacio para la duda, un espacio para el agotamiento y la tristeza. No como agoniosos destinos finales, sino como partes necesarias de nuestra existencia. Y esta lección me la doy Beatriz Serrano sin hipocresía ni doblez, todo lo contrario: con alegría y agrado.
Su escritura me ha encantado: hermosa, clara, irónica y tan honesta que permite que muchas lectoras —especialmente mujeres entre los treinta y cuarenta— se vean reflejadas.
El libro está dividido en capítulos breves y temáticos, yo no podía parar de leer por querer disfrutar en profundidad mi enganche lector. El descontento es como una especie de diario emocional que me da grandes lecciones de vida. La infancia, la familia, el desamor por la vida adulta, la imposibilidad de mantener trabajos que no tienen aliciente ni sentido... resultado: DEPRESIÓN AGUDA. Se huye de la terapia y de los discursos de autoayuda. Y en esto comparto opinión con Marisa, la protagonista.
Otra cosita rica del libro son sus referencias culturales: Sylvia Plath, Britney Spears..., memes de internet y las expectativas laborales que nos impone el capitalismo emocional.
Recomiendo leer este libro por ser un grata experiencia literaria, y también por la experiencia emocional que se vive. Esta historia es necesaria, muy incómoda por lo real y cierta pero es reparadora al cien por cien por lo que emociona.
«Al final, en la vida necesitamos pocas cosas: alguien que nos quiera, una cama con grandes almohadones, unas latas de cerveza bien frías y unos tomates que sepan a algo».
El descontento es una historia que nos habla con un susurro desde la misma oscuridad que todos habitamos.
Beatriz Serrano es periodista y escritora. Nació en Madrid en 1989, aunque se crio en la ciudad de Valencia. Ha desarrollado su carrera en el periodismo digital; sus artículos han aparecido en medios como BuzzFeed, Vanity Fair, GQ, Vogue, S Moda o El País. Además, junto con el escritor Guillermo Alonso, codirige el pódcast Arsénico Caviar, que fue galardonado con el premio Ondas Globales del Podcast en la categoría de Mejor Conversacional. En 2023 publicó su primera novela, El descontento (Temas de Hoy), que en 2025 será traducida a más de diez idiomas. Esta que tiene entre sus manos es su segunda novela.
¿Habéis leído este libro? ¿Tenéis ganas de leerlo? ¿Qué os ha parecido?
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